La Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos de Ceuta (FAMPA) organizó este miércoles por la tarde un iftar que reunió a toda la comunidad educativa en el salón de bodas de la carretera del Serrallo. El evento, que se ha convertido en una tradición en la ciudad, tuvo como objetivo no solo la celebración del Ramadán, sino también el fortalecimiento de los lazos entre los diferentes sectores de la sociedad ceutí, unidos por la educación y valores compartidos.
Un ambiente de fraternidad y reconocimiento
Antes de iniciar la celebración, el ambiente se llenó de calidez y alegría entre padres, madres, alumnos y miembros de la comunidad educativa, que intercambiaban saludos y sonrisas en un ambiente distendido. Aprovechando la ocasión, la FAMPA hizo entrega de distinciones a tres directores de centros educativos que han defendido la educación pública en Ceuta durante años. Los galardonados fueron:
• Alfonso Roldán, del IES Clara Campoamor.
• María del Carmen Benítez, del CEIP Juan Carlos I.
• Francisco Pino, del CEIP Ortega y Gasset.
Detalles que marcan la diferencia
El salón, decorado con elegancia y ambientado con mesas dispuestas con platos de cristal y vasijas a juego, ofrecía un escenario perfecto para largas charlas y momentos de camaradería. Los alimentos tradicionales, como dátiles y chubaquías, fundamentales para romper el ayuno, se sirvieron a la espera de los comensales, simbolizando la hospitalidad y generosidad propias de esta festividad.
En un momento especial de la velada, una suave voz anunció la llamada al rezo, sumiendo a los asistentes en un profundo silencio y reverencia, momento que marcó la ruptura del ayuno. Tras el rezo, los invitados comenzaron a disfrutar de los primeros manjares, dando paso a una serie de tentempiés que preludiaron la llegada de la cena.
Una cena reconfortante y tradicional
Como plato estrella, se sirvió la tradicional harera, una sopa humeante y reconfortante esencial durante el Ramadán. La harera, que no solo calentó los estómagos, sino que también propició un ambiente de cercanía y fraternidad, fue acompañada por música suave de fondo que llenó el salón de calma y serenidad, permitiendo que las conversaciones fluyeran de manera natural.
Fiesta de convivencia y solidaridad
La velada se transformó en una verdadera fiesta de convivencia, en la que se celebró la esencia del Ramadán: un mes de reflexión, esfuerzo, perdón y, sobre todo, unión. Los asistentes aprovecharon la ocasión para compartir vivencias, risas y buenos deseos, reafirmando el poder de la solidaridad y la cohesión en una sociedad tan diversa como la ceutí.
Con el cierre de la noche, entre despedidas llenas de gratitud y satisfacción, se dejó claro que el iftar organizado por la FAMPA no fue solo una comida, sino un homenaje a la unión y a los valores que fortalecen la comunidad educativa de Ceuta.
