En el Consejo de Gobierno de esta mañana, el portavoz oficial, Alejandro Ramírez, reconocía que los hosteleros de Ceuta no podrían instalar barras durante las festividades del 24 y 31 de diciembre debido a las restricciones vigentes. Sin embargo, en una rápida contradicción, esta declaración se desmoronaba en menos de 12 horas con la entrega de polvorones y chupitos de anís por parte de Festejos en plena calle Real, en la polvoronada que estaba programada. En la que dos furgonetas estaban entre la mesa montada por esta consejería.
Ramírez argumentaba en la mañana que «si es cierto que hay unas ordenanzas que tenemos que cumplir, tanto la ordenanza en este caso de terraza como también tenemos, por ejemplo, ordenanzas de uso del espacio público que también prohíben, en este caso, el consumo de alcohol en la vía pública». No obstante, la realidad de la tarde desmentía estas palabras, generando confusión y sembrando dudas sobre la coherencia de las políticas gubernamentales.
La entrega de chupitos de anís no solo contradecía las restricciones mencionadas por Ramírez, sino que también generó una aglomeración en la vía pública, planteando la cuestionable dualidad entre las normativas impuestas a los hosteleros y las acciones promovidas por las autoridades locales.
Este episodio ha suscitado una interrogante incisiva: ¿los estamentos públicos disfrutan de privilegios que se niegan a los hosteleros y empresarios locales? La aparente disparidad entre las palabras y los actos gubernamentales ha encendido un debate sobre la equidad y transparencia en la aplicación de las normativas.
Por otro lado, Ramírez expresó su pesar por la falta de una solución para habilitar un espacio alejado del centro donde los hosteleros pudieran poner barras cumpliendo con todas las medidas. Estas declaraciones, aunque señalan la complejidad de la situación en Ceuta, también destacan la necesidad de una respuesta gubernamental más clara y consistente.
En resumen, el desencuentro entre las declaraciones del Consejo de Gobierno y las acciones de Festejos ha dejado a los ciudadanos de Ceuta perplejos y ha avivado el debate sobre la equidad y coherencia en las decisiones gubernamentales, especialmente en la víspera de las festividades navideñas.