El presidente Pedro Sánchez no pudo viajar a Marruecos al estrenar la legislatura, porque no le garantizaron que esta vez sí le recibiría el rey Mohamed VI, y ha sido el ministro José Manuel Albares el que ha efectuado este jueves 14 su primera visita bilateral a Rabat.
En su anterior viaje a Marruecos, con motivo de la cumbre hispano-marroquí de febrero, el monarca alauí estaba ausente, de descanso en Gabón -por eso no recibió en audiencia a Sánchez-, y ahora también lo está, de vacaciones en India. Voló primero a Abu Dhabi en la madrugada del 3 de noviembre. Mohamed VI soberano ostenta el grueso del poder Ejecutivo.
Albares se reunió con su homólogo marroquí, Nasser Bourita, y a su salida hizo un panegírico de la relación de España con Marruecos desde que, el 7 de abril de 2022, ambos gobiernos suscribieron una declaración conjunta al término de la cena que Mohamed VI ofreció a Pedro Sánchez. “Los resultados de la hoja de ruta [del 2022] son evidentemente muy positivos”, había declarado el ministro horas antes a la agencia de prensa oficial marroquí (MAP). Las “relaciones son las más estrechas y ricas del mundo”, añadió.
Después, ante la prensa, el ministro español insistió en ello y puso, entre otros ejemplos, el de la inmigración que propicia una “cooperación excelente” entre ambos países. “Nuestra cooperación en materia migratoria es un auténtico modelo mundial”, aseguró.
Los datos más recientes no avalan su afirmación. La llegada de inmigrantes irregulares a la Península y Baleares, en su gran mayoría procedentes de Marruecos, aumentó un 17% (13.726 personas) en los once primeros meses de este año. En Lanzarote y Fuerteventura desembarcaron otros 10.042 “sin papeles”, un número récord. A las islas occidentales de Canarias solo llegan inmigrantes procedentes de Marruecos y del Sáhara Occidental. Las repatriaciones de inmigrantes se efectúan además con cuentagotas a través de las fronteras de Ceuta y Melilla.
A diferencia de anteriores comparecencias, por ejemplo en Nueva York, en septiembre de 2022, el ministro ya no se atrevió a dar una fecha, ni siquiera aproximada, para la reapertura de la aduana de Melilla, cerrada por Rabat en agosto de 2018, y para la inauguración de la de Ceuta. Aunque no se las menciona explícitamente, ambas figuran, sin embargo, en la hoja de ruta pactada en 2022.
“No son necesarias más pruebas piloto”, dijo Albares, de exportación de productos españoles a Marruecos como las tres que se llevaron a cabo durante la primera mitad del año para verificar el buen funcionamiento de esas futuras aduanas. La de Melilla estuvo abierta durante siglo y medio y, por tanto, no necesitaba muchas comprobaciones. Por parte española, añadió el ministro, “todo está listo para que puedan empezar a operar”.
Nasser Bourita no confirmó que del lado marroquí estuvieran también preparados. Evocó, para explicar el retraso, “un problema de implementación técnica” sin entrar en detalles. Después pronunció otra frase aún más críptica: “se aplicará una fórmula común que se traduzca en una mejora que no genere ningún tipo de frustración”.
Quedó así una vez más claro que, pese al compromiso adquirido, las autoridades de Marruecos rechazan, por ahora, abrir esas aduanas con las ciudades autónomas. Ese gesto podría ser interpretado como un paso hacia el reconocimiento por Rabat de la soberanía española sobre Ceuta y Melilla.